Los romances son una creación original de la literatura española. Se trata de poemas épico-líricos anónimos que se recitaban o cantaban con acompañamiento musical. Se originaron en la Edad Media y han permanecido vivos gracias a la tradición popular que los ha conservado. La temática del Romancero se basa fundamentalmente en las gestas heroicas medievales. Los romances relatan hechos históricos o legendarios. El estilo de los romances se caracteriza por su gran sencillez de recursos. Una constante estilística es el fragmentarismo: a diferencia de los cantares de gesta, el romance no cuenta todo el desarrollo de los acontecimientos. Los romances presentan tan sólo el punto culminante de la situación dramática. Así pues el lector desconoce tanto los antecedentes de lo que ocurre en el poema como las acciones subsiguientes. Esto confiere a los romances un tono de intensidad y misterio.
La estructura métrica del romance es muy simple: se trata de una serie de versos octosílabos (de ocho sílabas) con rima asonante en los versos pares. Algunos romances son muy cortos, como el que ofrecemos en esta unidad, otros pueden tener cientos de versos. Debemos a Menéndez Pidal la recopilación y estudio del Romancero tradicional. Sin embargo, los romances no sólo aparecen en la poesía tradicional española, esta estructura estrófica ha sido utilizada por poetas contemporáneos, como por ejemplo Federico García Lorca en su Romancero Gitano.
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