PRESENTACIÓN

La lengua es un componente esencial de todas las disciplinas que conforman el currículum de los diferentes niveles educativos y el procurar que los alumnos la utilicen con propiedad habría de ser un objetivo esencial para los profesores, cualquiera que fuera su especialidad.

Esta omnipresencia de la lengua explica, al menos en parte, que el éxito escolar de los alumnos en las diferentes materias del plan de estudios esté significativamente asociado a su dominio del idioma que se utiliza en el proceso de instrucción, lo que plantea uno de los problemas sociales y escolares más importantes de los sistemas escolares actuales, cuya solución requiere de una respuesta convincente a esta desafiante pregunta: ¿cómo se pueden minorar, primero, y suprimir, después, las diferencias que existen entre los resultados escolares que alcanzan los alumnos que forman parte de la población mayoritaria y los que obtienen aquéllos que pertenecen a minorías étnicas que mantienen entre otros valores culturales el idioma propio?

Es preciso, pues, dejar de mantener la actitud pasiva de asombrarse ante las estadísticas que, machaconamente, ponen en evidencia el desfase escolar de los alumnos pertenecientes a grupos minoritarios; aceptar que la etiología de ese mal hay que buscarla -también- en el hecho de que el sistema escolar pasa por alto que la lengua de instrucción está sesgando el éxito educativo hacia aquellos que, personal y familiarmente, la utilizan como instrumento de comunicación habitual y, efectuado el diagnóstico, diseñar y aplicar una terapia que arranque del origen de la disfunción y no caiga en la tentación e buscar explicaciones espúreas, lo que, lamentablemente, no es infrecuente a lo largo de la historia.

La lengua es, pues, mucho más que una materia escolar. Constituye -analizada desde una perspectiva estrictamente didáctica- un componente esencial del sistema de acceso de los alumnos a:

  • los contenidos instructivos y formativos de las restantes disciplinas (conexión interdisciplinar).
  • el dominio de otras lenguas (conexión interlingüística).
Ambas conexiones son esenciales para regular el proceso de aprendizaje discente, y adquieren la condición de requisitos críticos cuando se trata de alumnos cuya lengua materna no es el idioma escolar dominante, ya que:
  • si la conexión interlingüística no se produce, el proceso de adquisición de la lengua dominante es lento e inefectivo y, subsiguientemente:
  • al ser inefectivo el aprendizaje de la lengua de instrucción, la conexión interdisciplinar no se produce y ello induce a un progresivo deterioro del curso instructivo de los alumnos pertenecientes a minorías con lengua propia, con dos tipos de efectos indeseables:
    • directos, en la adquisición de conocimientos imprescindibles para progreso académico, lo que indefectiblemente conduce al fracaso escolar;
    • indirectos, en variables tan importantes para el éxito escolar como el autoconcepto, las expectativas de éxito, la fijación de metas, etcétera.
Además de estas conexiones que pudiéramos llamar instrumentales, la lengua es el vínculo más robusto con la cultura de la que ella misma es el elemento más definidor. Esta conexión lengua/cultura, si se acepta que las lenguas no son patrimonio de nadie en particular, sino que pertenecen a quienes las hablan, nos lleva a un marco de pensamiento nuevo -a un nuevo paradigma- de un enorme atractivo a la hora de definir el tejido social del próximo milenio: el del multiculturalismo, como superación del concepto en cierta medida reduccionista (especialmente para los grupos minoritarios) de interculturalismo, y que justificaría el postular que la persona puede constituirse como tal en un espacio multicultural si tiene capacidad para acceder a las culturas que conviven en este espacio a través de la lengua que es característica de cada una de ellas.

Gonzalo Gómez Dacal
Consejero de Educación y Ciencia